Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.

Según lo que enviamos al cielo, tan grande será la recompensa que tengamos. Si enviamos corrupción, malos pensamientos, y envidia, nuestra recompensa allá en el cielo, no va a serla mima que si mandamos amor a nuestros semejantes, y ayuda a todo el que lo necesita.

Un día una señora falleció y llego al cielo. Allí junto a las demás persona que a diario mueren, estaba haciendo cola para saber cuál sería su destino eterno. De pronto apareció un ángel y le dijo: Vengase conmigo y les mostraré en qué barrió está la casa que le corresponde a cada uno. Ello dependerá de la cantidad de amor que cada cual haya ofrecido a los demás en la tierra. Aquí la cuota inicial que se recibe para su habitación es la caridad, y el buen trabajo que hayan hecho en la tierra. El ángel los fue guiando por barrios de lujo, como ella pensó que pudieran existir jamás.

Llegaron a un barrio hecho de oro, casas con puertas de oro, y paredes y techos de oro, el ángel exclamo: Aquí están todos los que gastaron mucho dinero en ayudar a los más necesitados. De esta forma fueron todos los generosos, los que partieron el pan con el hambriento, los que regalaron sus vestidos a los pobres, consolaron a los presos y visitaron a los enfermos. La señora quiso entrar, pero otro ángel la detuvo al tiempo que le decía, pero usted en la tierra no le dio migajas a los demás, ni tampoco vestido. Este barrio es solamente para los de corazón generoso, no la dejo entrar.

Pasaron luego a otro barrio de la eternidad. Todas las casas estaban construidas de marfil, toda blancura y elegancia. La señora se apresuró a entrar en tan bello barrio, pero el ángel que cuidaba aquel hermoso barrio la tomó del brazo y le dijo: Señora este barrio es solamente para aquellos que tuvieron un trato limpio y sincero con los demás. Usted muy corriente al hablar, y muy falta de respeto, y muy dura, a veces hasta grosera en su trato. Y mientras los demás estaban tomando posesión de sus lujosas casas, la pobre mujer se quedó afuera mirando con envidia.

Siguieron luego a un tercer barrio. Todo era de cristal, todo brillante y hermoso, la señora corrió a tomar posesión de una de aquellas maravillas pero el ángel la detuvo y le dijo muy serio: En su pasaporte dice que usted no se interesó en instruir a los demás y usted nunca se preocupó de la personas con las que usted vivía se volvieran mejores, así es que no hay casa para usted aquí.

Muy entristecida la mujer veía miles de personas alegres a tomar posesión de su nueva casa, mientras ella, con un numeroso grupo de egoístas, era llevada, cuesta abajo hacia un barrio verdaderamente feo. Todas las casas estaban construidas de desechos. El único que se había utilizado para la construcción aquellas casas objetos de basura. Las lechuzas moraban en aquel lugar y los ratones también. Ella se tapó la nariz porque el olor a podrido era insoportable.

No obstante, el guardián del barrio le dijo seriamente: Una de estas casas será suya, venga a tomar posesión de ella. ¿El ángel le respondió?: Señora esto es lo único que le hemos podido construir con la cuota inicial que usted mando, usted solamente enviaba cada día, egoísmo, malos tratos a los demás, murmuraciones, criticas, palabras hirientes a los demás, odios, tacañería y envidia, ¿Qué más hubiese podido construirle?

Usted misma nos mandó el material  para construirle su mansión, así es que aténgase a las consecuencias.

Mi amigo, el que mal anda mal acaba.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.